La habitación de Lina Loos

 Antes de atravesar con el cuerpo metafórico el hueco de acceso a la habitación de Lina Loos, haremos una parada en el armazón constructivo que la acoge y soporta para decir que se trata de una preexistencia neoclásica ubicada en Viena. Así, en 1903, Adolf Loos – con quien Lina recién se acaba de unir en matrimonio – toma como lienzo heredado uno de los apartamentos de esta construcción arquitectónica, domesticando sus espacios con el fin último de alzar esta esfera espacial como un hogar para ambos. Contará, además, con la participación activa de Lina en el proceso de estetización espacial del interior de la vivienda.

    Con la intención de adentrarnos en sus entrañas, usaremos este punto para deshacernos definitivamente de la caja neoclásica exterior, aprovechando para dicotomizar la transición entre lo de fuera y lo de dentro diciendo que la arquitectura protorracionalista de Loos pretende romper el quiasma estético que unifica la caja arquitectónica y el interiorismo a través de la materialidad ornamentada del estilo precedente – el Art Nouveau. Así, Adolf Loos busca revestir la arquitectura para romper la ligadura entre la envolvente y la espacialidad interior a través del anonimato material de aquello que asoma al ámbito público, frente a la personalidad del ámbito privado, aquel que está ligado a las intimidades de las personas – al menos en aquella época. Este interés de Loos por estratificar la arquitectura, será, por tanto, efecto del proceso de industrialización social en el que se encontraban inmersos entonces: las esferas de lo productivo y lo reproductivo en el ámbito de la vivienda – como anunció Walter Benjamín – se independizan la una de la otra, y Loos verá en ello la necesidad de limitar las conjunciones entre ambas esferas para amparar lo doméstico de la ‘’nocividad’’ de lo industrial.

    Una vez dentro, y rozando ya con nuestra piel los textiles de La habitación de Lina Loos, rescatamos aquello que Adolf dejó por escrito, confesándonos de alguna forma su interés por sublimar la experiencia multisensorial e íntima del espacio interior:

  La persona buscaba salvaguarda de las inclemencias del tiempo, protección y calor durante el sueño. Buscaba cubrirse. La manta es el detalle arquitectónico más antiguo. Primitivamente estaba hecha de pieles o de productos del arte textil. [1]

    Así, despojamos de sus palabras un interés implícito que busca desligarse del ocularcentrismo imperante para democratizar la experiencia sensorial a través de lo háptico – de lo cercano -, materializándose de alguna forma como un traje a medida que consigue engranar todas sus piezas dentadas con el cuerpo multisensorial que lo recorre y habita. Surgen, así, fricciones fenomenológicas que crean ambientes íntimos y femeninos – según la concepción de la feminización de entonces – que acercan a sus usuarios (Lina y Adolf Loos) a la posibilidad experiencial de romper las demandas visuales renacentistas (causada por la focalización individual de la perspectiva) y, como consecuencia, fragmentar, también, la lejanía sensorial.

    Tras lo expuesto, podríamos considerar lo háptico como una de las escalas más íntimas del espacio, permitiendo al cuerpo vivirse como una prolongación del espacio que es vivido y sentido a través de la piel: rozando los diferentes textiles que texturizan el espacio y lo dinamizan. De esta forma, cuerpo y espacialidad se ensamblan en el ámbito privado, frente a la enemistad surgida en el ámbito industrial donde los espacios ‘’descobijan’’ a sus usuarios a través de la frialdad material y el distanciamiento de lo sensorial.

     Antes de cerrar estas líneas, se hace necesario aclarar que esta intimidad espacial que Loos halla responde a las demandas socio-culturales de la época, y que, en la actualidad, atravesados también por la tecnologización de los espacios, deberían superponerse, además, nuevas capas que pacifiquen el impacto de lo digital frente a la esfera más íntima de las personas – aquellos tempo-espacios donde las personas pueden ser también para sí mismas.


[1] LOOS, Adolf. El principio del revestimiento (1898).

(Micro)Ensayo para la asignatura de Introducción a la historia del Diseño, impartida por Fredy Massad.

El Salón de la Guerra – Versalles

 El aura espacial que penetró a Luis XIII en el actual enclave del Palacio de Versalles, donde mandó edificar un pabellón de caza con un jardín, se difuminó por completo cuando su heredero, Luis XIV, tendió su destino hacia la magnificencia socio-arquitectónica. Así, para hacer de éste un hogar digno de un monarca absolutista (instalándose definitivamente en 1682), contó con el servicio proyectual de reconocidos arquitectos de la época en las obras de ampliación del mismo – iniciadas en 1661.

    Adentrándonos en sus entrañas, hallamos en el interior del Palacio de Versalles, y como consecuencia sintomática de la magnificencia buscada, Le Salon de la Guerre, materializada simbióticamente con el trabajo entrelazado de Hardouin-Mansart y Le Brun: Hardouin-Mansart puso el lienzo arquitectónico y Le Brun el pigmento artístico entre 1685 y 1686.

    Llegadas a este punto, y a modo de inciso, es oportuno desvelar el contexto social de entonces para entender las demandas culturales de la época. Así, nos encontramos con una edad moderna que selló su final con las convulsiones socio-políticas y religiosas acaecidas durante el siglo XVIII, como consecuencia de las disconformidades sociales gestadas durante toda la época moderna entre católicos y protestantes, así como frente a las monarquías absolutistas – cuyo rey concentraba todo el poder por ‘’la asignación divina de Dios’’. De este modo, y en relación a lo anterior, diremos que el Barroco fue una estrategia estética propagandística cuyos principales consumidores (Iglesia Católica y Monarquía) emplearon como muestra de poder para restablecer el orden social que los mantenía en la cúspide – herramienta que creyeron suficiente para disipar la fuerza de unas aguas cada vez más revueltas. Nos encontramos, por tanto, con que la ostentación de este estilo y su Horror Vacui confiesan el despliegue de armasefectistas que los absolutistas (así como la Iglesia Católica) emplearon para deslumbrar a los niveles sociales inferiores, promoviendo su alto status, y reforzando consecuentemente su estructura de poder.

    Aplicando lo anterior expuesto sobre la razón de ser de estas líneas, el techo abovedado de Le Salon de la Guerre acoge un claro discurso barroco que pretende sublimar determinadas victorias bélicas de la armada de Francia, ensalzando de esta forma su gran poder a través del estremecimiento metafísico. Un impacto cognitivo que se complementa con la ‘’grandiosidad escalar’’ de su espacialidad, así como el empleo de materiales ‘’reales’’ como el oro, el mármol y el bronce – entre otros. (Meta)materialidades que rehúyen de la estaticidad espacial del renacimiento, introduciendo dinamismos a través de los relieves creados en las caras de la caja arquitectónica, que irán variando su profundidad según la incidencia de la luz (principal meta-material del barroco) así como por la cinética introducida por el monarca y demás usuarios. Se alza, así, el efectismo como una herramienta que pretende calar el inconsciente humano hasta objetivarlo.

    Antes de llegar al final, es importante aclarar que, aunque en la época del barroco se trabajan los detalles de la caja, tendremos que esperar hasta su etapa final (Rococó) para dar el salto a un detalle más minucioso y cotidiano en aspectos decorativos (artes menores) que irán sumando estratos estéticos en la evolución tempo-espacial del interiorismo absolutista.

    A modo de colofón, cerraremos estas líneas diciendo que este estilo recargado y ostentoso, debido a su estrategia propagandística por parte de las clases dominantes, se presenta como un estilo cuyos códigos estéticos expresan un lenguaje visual que se difunde como un medio de comunicación de masas cuya intención no es otra que impregnar el inconsciente social a través de discursos autocráticos para que el poder siga siendo absoluto – en el caso de las monarquías absolutistas que es el caso de objeto; ya que la intención última de la Iglesia Católica será su revitalización (Contrarreforma), flanqueada durante la Reforma Protestante.

Imagen: Fuente: Web oficial del Palacio de Versalles: https://www.chateauversailles.fr/

(Micro)Ensayo para la asignatura de Introducción a la historia del Diseño, impartida por Fredy Massad.